El FC. Barcelona ya no sabe a lo que juega y es que con el último sonado caso con el Atlético, tan solo desvela lo perdidos que están. Su capacidad para negociar para tratar de renovar su corta y pobre plantilla es escasa y sino que se lo pregunten a los vecinos colchoneros.
Ambos clubes, están inmersos en una polémica negociación por una de las estrellas rojiblancas. Se trata de Yannick Carrasco con el que el Barça trata de coquetear para que aterrice así en Barcelona. Aunque estos no las tienen todas consigo y Laporta ya ha empezado a hacer de las suyas.
Laporta la lía con el Atlético
El máximo responsable culé, Joan Laporta, estaría intentando “timar” a los vecinos del Wanda, empezando por ese acuerdo que parece que no sale. En enero probaron de hacer un intercambio con el propio Memphis Depay, que hizo el camino a la inversa, finalmente.
Un propuesta surrealista que ni Gil Marín y Cerezo, querían desprenderse de su jugador, ya que consideraban que el nivel del futbolista propuesto por los culés no estaba a la altura de Yannick.
Las prestaciones, o el contrato que les vinculaban fueron las claves de esa negativa y hasta aquí ha llegado la situación a pocas semanas de terminar la temporada. Aunque por si fuera poco, la tomadura de pelo sigue intacta.
Las "malas praxis" del FC. Barcelona
Laporta volvía a la carga con tal de rebajar el precio que pedían los colchoneros, cerca de 18 millones, pero los propietarios del futbolista saben que este tiene más novias y ni mucho menos lo quieren malvender.
Ahora, también se habla de incorporar a otros nombres como los casos de Serginho Dest, ya que los colchoneros buscaban a un lateral, pero no es ni mucho menos de su agrado. Los de la ribera del Manzanares prefieren a perfiles como los Ferran Torres o Abde, perfiles de los que no se quieren desprender los barcelonistas.
Finalmente, todo podría depender de la voluntad del jugador que caería en una equivocación de llegar al Camp Nou. La relación entre ambas directivas siempre ha sido buena, pero no a estas alturas con el mosqueo que llevan los del Atlético. El ridículo culé no tiene límites.