El Real Madrid-Manchester City fue uno de los partidos más emocionantes y de más calidad que hemos visto en los últimos años. Con alternativas en el marcador para ambos equipos, golazos y sobre todo mucha calidad, el espectador neutral quedó encantado con el espectáculo, aunque no todos los jugadores estuvieron a ese nivel.
Uno de los principales señalados en clave madridista es Lunin. El portero ucraniano falló en el primer gol del encuentro, el de Bernardo Silva, colocando un solo hombre en la barrera. Un fallo que pudo costar muy caro. Y por parte de los citizens, fue Haaland el que más comentarios negativos está despertando después de no haber tocado practicante bola.
Rüdiger fue su sombra, no le dejó respirar, se le anticipó en casi todas las acciones y no tuvo ocasiones de girarse para rematar a portería. No vimos al Erling voraz que acostumbra, que infunde respeto en las defensas rivales y que es terrorífico dentro del área. En el Bernabéu no recibió balones y es que le faltaba su gran socio, Kevin de Bruyne.
El enfado de Haaland en el descanso
La actuación que estaba teniendo le fue pesando con el paso de los minutos y en el descanso terminó de explotar. Estaba muy enfadado porque Rüdiger se lo comió y para colmo, cuando se marchaba hacia el túnel de vestuarios, recibió un golpe del colegiado que estaba de espaldas a él, hablando con un jugador del Real Madrid y dándole explicaciones.
Haaland entró en el vestuario echando pestes del árbitro, consideraba que en muchas acciones le estaban haciendo falta y no le pitaron ninguna a favor, y ese golpe acabó de enfurecerle. Sin embargo, en la segunda parte siguió la misma tónica, ya que no tuvo participación en los goles de su equipo.